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¿Cómo me adapto a mi hijo?

Nos encontramos en una sociedad que premia la estandarización de los niños en las escuelas y la diferenciación de los adultos en el ambiente laboral. Lo has notado? Los niños son evaluados continuamente de forma conjunta, adquiriendo las mismas habilidades al mismo tiempo (o intentándolo). Si hay ninguna variación ya sea por ir avanzado o retrasado respecto a lo esperado: genera problemas. Sin embargo cuando llegamos al mundo laboral de golpe se deja de premiar a la persona "estándar" y se empieza a buscar aquellos perfiles especiales. En el caso de los emprendedores es claro: intentan crear empresas que sean diferentes, especiales y novedosas. Y si el sistema educativo premia el niño estándar como puedes hacerlo para adaptarse a la realidad que todos conocemos: "cada niño es diferente"? No tiene mucho sentido culpar a las escuelas ya que cualquier servicio que atienda a mucha gente tiene que trabajar con unos protocolos y estándares. Así pues este trabajo de adaptación es para ti, para los padres. Tú, el experto en vida adulta, sabes que cuando termine su educación su mundo cambiará y las habilidades que le pedirán serán diferentes. Por lo tanto puedes ayudarle a equilibrar a qué se le da importancia: a trabajar en los valores que vosotros como padres les queréis transmitir y en las habilidades que sabéis que le serán útiles.


Una de estas "habilidades" es el autoconocimiento. Es una herramienta muy potente en el caso del aprendizaje. Quien conoce sus canales de aprendizaje (visual, auditivo etc.) es más eficiente a la hora de estudiar. Pero casi es más importante conocer cuál es su ritmo y respetarlo. Si como padres le puede transmitir a su hijo el respeto por el propio ritmo de aprendizaje, será una persona con más bienestar personal, más eficiente, y le evitaremos muchas posibles frustraciones o sensaciones de superioridad que lo pueden distraer. En realidad todos sabemos que es la pasión por alguna temática la que nos lleva lejos, la que nos permite sumergirnos en incontables horas de estudio y práctica. Por lo tanto cuando llegue el momento no será muy importante si necesitas 10.000 horas para ser un experto o 10.500 ya que el proceso de aprendizaje será igual de placentero que el final, y aquel que esté en el camino por exigencia, cuando llegue a las 5.000 ya no será capaz de continuar ya que le faltará la energía más importante.


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